Vivo en una nubes muy esponjosa, de un color blanco radiante, grande y espaciosa... junto conmigo hay muchas personas, unas que conozco, otras no tanto... es un lugar con unas vistas impresionantes,desde aquí arriba podemos contemplar bellos atardeceres, dulces amaneceres, los asombrosos cambios de las mareas, los cambios de luna, además, la tenemos tan cerca, que por las noches, tenemos largas charlas con ellas...podemos comprobar como los árboles pierden sus hojas en otoño, disfrutar del olor a tierra húmeda que desprende el invierno, y la frescura de la primavera, contemplamos como en verano, muchos buscan nuestra sombra para soportar de otra manera el calor...al igual que con la luna, el sol también es un gran amigo, pasamos muchísimas horas hablando, jugando...sentimos como una ráfaga de viento, nos roza la cara y nos lleva a algún lugar nuevo...
Vivir en una nube, siempre ha resultado ser divertido, puedes hacer lo que quisieras, saltar de onda en onda, viajar a donde quisieras, hemos recorrido cada rincón del mundo, hemos bailado, hemos jugado a darles formas tallando cada una de las esquinas, hemos jugado al escondite, nos hemos reunido unas cuantas, para poder conocer a otras personas, otras culturas, otros idiomas... aquí arriba todo se percibe de una manera diferente...
Un día, escuchamos un ruido poco usual, un estruendo que nos despertó a todos, era un sonido fuerte, estridente, parecía un trueno, pero no, no lo era.... de golpe empezamos a notar como nuestra nube se movía, resquebrajándose lentamente por algunas zonas y por otras a mayor rapidez, empezamos a comprobar que nuestras casas empezaban a desmoronarse, y que nuestros pies perdían el equilibrio... de pronto, empezamos a caer...así sin paracaídas, sin nada a lo que sujetarte, para evitar tan brutal caída... caímos unos cuantos, algunos de ellos aún se les veía saltar a nubes cercanas para poder salvarse...
Gritábamos, nuestras gargantas empezaron a sentir la presión del viento, nuestro cuerpo adquiría velocidad, conforme íbamos cayendo, por nuestras mentes pasaron imágenes de todo lo que habíamos vivido... pensábamos que ese sería nuestro último viaje...
En un acto de valentía, me giré hacía el suelo, quería ver contra que me iba a estrellar, supongo que así sería más fácil hacerse a la idea...y mi sorpresa fue grata...justamente íbamos a caer en un jardín de fina pero esponjosa hierba...tenía el espesor adecuado para que el impacto fuera poco doloroso si caíamos bien...empecé a avisar a los que estaban cerca de mi, y todos poco a poco fueron dándose la vuelta, y fueron pasando la voz... ideamos que la mejor manera era caer como aquellos paracaidistas que veíamos continuamente surcando nuestras nubes...
El contacto con tierra no fue nada doloroso, aunque sí con bastante riesgo, todos nos miramos y nos preguntamos si estábamos bien, alguno que otro sufrió una pequeña herida, pero nada que el tiempo no solucionara...
De pronto la brisa inundó nuestro olfato, un aire fresco son olor a almendro invadió cada rincón de nuestro cuerpo, empecé a escuchar risas, algunos cantaban junto con el canturreo de los pájaros...cuando se hizo el silencio. Comprobé que no estábamos todos, que faltaba mucha gente...muchos de los nuestros habían caído en otro lado...echamos a correr en su búsqueda...y empezamos a darnos cuenta, de que la hierba que nos había salvado de la caída, ahora era un impedimento para avanzar con soltura... que la brisa que antes nos rociaba con olor a almendro, había aumentado su velocidad convirtiéndose en ráfagas de aire, que iban en nuestra contra, haciendo más difícil avanzar... corríamos lo más rápido que podíamos...todo lo que el viento, la hierba, las rocas, y un sinfín de obstáculos nos permitían, los saltábamos, esquivábamos....
A lo lejos, vi una sombra con forma de mujer, pero se distinguía muy levemente, porque el sol nos daba directamente en la cara...nos íbamos acercando, les comenté al resto, que no estábamos solos, que esa mujer que estaba ahí, nos diría donde y como podríamos llegar a donde estaban los otros...todos me dijeron que ahí no había nadie...pero yo seguía contemplándola, una melena ondulada, del mismo color que el sol, y con una silueta esbelta... de pronto, como si la tierra se la tragase, desapareció... intenté buscarla, pero antes teníamos que encontrar a los que habían desaparecido...
Después de tanto correr, cansados de todo el camino, de sortear obstáculos, de haber seguido durante varios días sin descansar, decidimos hacer una parada...habían pasado muchos días, teníamos hambre, nuestros cuerpos estaban agotados, necesitábamos descansar...cuando nos detuvimos, nos dimos cuenta de que habíamos llegado a una explanada enorme, con mucha gente, algunos rostros conocidos y otros que no había visto jamás...bailaban, charlaban, bebían, reían...aquello parecía una fiesta, se les veía muy alegres... me hice paso en medio de tantas caras, buscando alguna más conocida, alguna que me resultase un poco más familiar... la noción del tiempo, nos jugó una mala pasada, pensé que habían pasado días, y resulta que habían sido meses... que nuestro cansancio por luchar contra todos esos obstáculos, estaba en base, justificado...que el viaje que habíamos emprendido, me había dejado bastante huella, que tenía magulladuras por todos lados, que necesitaba respirar, tomar aire fresco...necesitaba un rincón para descansar, para reponer fuerzas, para poder ponerme en pie... decidí mezclarme en medio de la multitud, buscando un hueco donde refugiarme, donde meterme durante una temporada para poder mitigar todo el cansancio, tanto físico como mental...y lo encontré...
Mientras estaba en esa cueva, decidí sanar mis heridas, poner en orden mi cabeza, idear alguna forma de volver a subir a mi nube, intentar poner un punto y aparte en esa aventura... Fuera se seguía escuchando, música, habían conocidos que pasaban por delante de la cueva y asomaban la cabeza, para preguntar como estaba, algunos incluso, me traían de vez en cuando, un soplo de aire fresco, un rayito de la luz del sol...pero yo aún seguía con pocas fuerzas para salir...así que transcurrió bastante tiempo, no sé si mucho o poco, sólo sé que fue el que necesitaba...y decidí asomarme...
Cuando salí, mi sorpresa fue grande, apenas habían caras conocidas, habían seguido su camino, muchos ni tan siquiera habían pasado a despedirse, otros los veía a lo lejos, y sonrieron al verme, y con levantaron la copa que llevaban en la mano, en señal de que brindaban por mi...sé que muchos de ellos, fueron los que cuando yo dormía en la cueva, me traían luz, aire y un poco de alimento, sin que yo les viese...
Me decidí echarme a andar, en medio de esa cantidad de caras nuevas, de pronto una de ellas se acercó con otra que era algo familiar, y me dieron una copa llena de aire fresco, así sin más, quizás veían que era lo que necesitaba, que tenía sed, que era lo que me faltaba para afrontar de nuevo mi camino de otra manera...La acepté encantada, y muy agradecida... y de pronto, la música empezó a sonar más fuerte, y comencé a dejarme llevar por aquellas notas, bailando, sonriendo, disfrutando del momento...en verdad, esa copa me sentó de lujo... mientras estaba bailando, apareció delante mía, no me lo podía creer...sería otra vez una alucinación o era de verdad... llevaba tiempo pensando que habría sido de esa enigmática sombra, que hacía en medio de ese camino, que había perdido, y sobretodo, porque se había desvanecido...
Aún no sé, cuanto tiempo estaré en la tierra, ni que me va a pasar mientras esté en ella...no sé que aventuras me encontraré por el camino, ni cuantos obstáculos tendré que sortear esta vez, de hecho no sé como voy a andar por estos nuevos mundos, sólo sé, que mientras siga teniendo de vez en cuando esa cueva cerca, para poder pensar, y descansar, que sea capaz de tomar aire fresco, y pueda sonreír, me dedicaré exclusivamente a mi... no cierro puertas, de echo no las tengo, pero sí que me gustaría disfrutar poco a poco de esta nueva aventura, e ir conociendo poco a poco a esas caras nuevas, compartir gratos momentos, risas, y sobre todo, compartir momentos de aventuras...que de esas, siempre tendremos en este camino...
Las casualidades existen, lo que tenemos que averiguar, es porque suceden...quizás el camino esté lleno de obstáculos, hayan mil y una piedra que sortear, pero siempre con la esperanza de volver a subir a esa nube...aunque he de decir, que estar en tierra una buena temporada, no me vendría nada mal...
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