Llega septiembre, empieza la
rutina, el estrés, los atascos… comienza el barullo de la gente caminando por
las calles ensimismadas, recordando lo bien que estaban hace una semana, de
vacaciones en algún lugar lejano a este, lo único que les recuerda esos
momentos, es su escasa bronceada piel, recuerdo de esos días interminables
tumbados al sol, con la suave brisa del mar…ahora mismo, no recuerdan ninguno
de esos momentos... cada uno camina con sus auriculares puestos, pensando en
que tenían que volver a su puesto de trabajo…intentando recordar que era lo que
hacían, o como se llamaba su compañero de la mesa de enfrente…porque un mes de
vacaciones, da para mucho…es tal el grado de desconexión que tienes, que desaprendes
en cuestión de segundos todo aquello que hacías de manera automática durante
los otros 11 meses…
Llega el sonido del despertador,
los cinco minutos más…las prisas cuando te has dado cuenta de que no han pasado
solo cinco…el correr, llegar, y empezar a trabajar…la rutina matinal…esa
rutina, que cuando no la tienes, parece que está todo fuera de su sitio, que
vives en un caos constante…
Llega la hora de comprobar, si
esas semillas que has sembrado durante el verano, empiezan a dar sus frutos, o
simplemente se queda en eso…en semillas tiradas sobre un tiesto, que no llegan
a ninguna parte…a pesar de haberlo regado todos los días, y haberle dedicado el
tiempo suficiente para que creciesen con fuerza…
Llega la hora de volver a
reorganizarte, de volver a adaptarte a horarios, de volver a darte cuenta de
que cada día que pasa, los días se irán haciendo más cortos, las noches más
largas y frías, que aquellos encuentros fugases que duraban algo más de diez
minutos, se quedarán probablemente en eso, en un simple recuerdo… que la rutina
nos engullirá de manera abrupta, rápida y sin piedad… y nos someteremos al día
a día, inconscientes de que todo aquello que hemos vivido en estos meses atrás,
nos ha dejado marcadas…nos ha dejado más marca que la del bañador sobre nuestra
piel…llegan los temores, las viejas heridas, los recuerdos, las
reconciliaciones, los sueños de todas esas horas aprovechadas al máximo…
Comienza esa ansiada rutina que
te hace ver la vida de una manera más ordenada…más serena, más tranquila…que te
hace recapacitar sobre lo loco que ha sido lo que va de año…. Está a punto, como
aquel que dice, de comenzar el otoño…comienza la nostalgia, porque cualquier
tiempo pasado, siempre fue mejor que este…porque la mayoría de los sueños que
tenías hace un año, han desaparecido, se han esfumado…porque tus decisiones,
las mías, las de ellos y la de aquellos otros, han hecho que todo indicase que
este era tu nuevo camino…y aún te resulte extraño, diferente y en ocasiones, como una noria de sentimientos y recuerdos...
Comienza la rutina y recuerdas
con anhelo, todo lo que se puede llegar a vivir en tan solo 10 min…que en
apenas dos semanas, puedes llegar a sentir cosas, que no te habías planteado
sentir…que un fin de semana, da para muchas cosas que salir de fiesta…que una
foto, puede reflejar muchas situaciones, pero no guardan la esencia…que un
aroma, ya no volverá a tener el mismo significado que antes…que las miradas, en
ocasiones, pueden decir mucho más que mil palabras…que un simple helado y unas
escaleras, van a ser una de las mejores costumbres que más echaré de menos…que
el sonido de la turbina de un avión en la habitación, va a traer tantos
recuerdos de momentos encontrados, quizás por casualidad o quizás por
causalidad…
Llega la rutina…cualquier tiempo
pasado, dicen que, siempre fue mejor…pero no pierdo la esperanza de que el futuro sea
prometedor…de que el destino juegue su papel…y que lo que tenga que pasar,
pase, así sin más…
Y a ti, en que te afecta la
rutina???...
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